Parte 8

Apenas logró dormir solo un par de horas, se tomó un baño madrugador, tomó un café mientras se arreglaba, tomó las llaves de la moto, y partió a la correccional.

En el camino fue pensando de qué manera iba a contarle a Ignacio lo ocurrido, no pensaba en otra cosa, iba tan compenetrada que ya no le prestaba atención al camino, no se fijaba por donde manejaba, por lo que no se percató del perro que cruzaba la calle, cuando lo vio ya era tarde, frenó de tal manera que la motocicleta se ladeo y calló al suelo, raspándose así toda la pierna derecha. Un vecino del barrio logró ver el incidente y corrió a socorrerla.

-Nena! por Dios! estas bien?- le gritó mientras llegaba.

Vanesa se encontraba en shock, no hacia más que quejarse del dolor en su pierna. El señor le ayudó a salir de debajo de la moto y a ponerse en pie.

-Hey! me escuchas? estas bien?.

Vanesa rompe en llanto desconsolado y abraza al desconocido.

-Por queee!! por que me pasa esto a mi!- gritaba Vanesa.

-Cariño no fue nada, un pequeño incidente- le consolaba el hombre.

Lo que él no sabía era que Vanesa no lloraba por lo que acababa de pasar, se lamentaba por lo que había ocurrido con Jorgelina la noche anterior, no por el hecho, sino por el lio psicológico que tenía en su cabeza; estaba asustada, para ella no era común gustar de una mujer. Empezaba a sentir la presión de la sociedad apenas imaginándoselo.

Cuando Vanesa sale del trance, descubrió que estaba delirando, miró al pobre hombre que estaba desesperando intentando consolarla. Se separa de él, se seca las lágrimas, acomoda su cabello debajo del casco…

-Huy! mil disculpas señor por la escena, es que me asuste.

-No te hagas drama, es entendible. Pero estas bien?.

-Si, si, muchas gracias- contesto Vanesa mientras levantaba la motocicleta.

El señor ayudó a Vanesa a poner en marcha nuevamente el vehículo.

-Segura que estas bien?... no querés ver un médico nena?.

-Estoy perfectamente. Me duele un poco la pierna, pero no es más que un raspón. Vaya tranquilo, no quiero demorarlo ni demorarme yo. Muchísimas gracias!- arrancó y se marchó.

Al llegar a la correccional, estacionó la moto, se sacó el casco, lo colocó bajo el brazo, y antes de entrar se detuvo dos segundos para pensar.

“Nooo… no puedo contarle a Ignacio. Y si después le cuenta a mamá?, por que lo puede tomar mal… al fin y al cabo si se trata de una infidelidad… basta me tengo que olvidar de lo ocurrido, no ver más a Jorgelina, y hacer de cuenta que nada pasó… sí! eso voy a hacer!”

Forzó una sonrisa, sintió que eso era todo lo que tenía que hacer para continuar con su vida como siempre, realmente ese era el camino más fácil.

Cuando por fin vio a Ignacio no dudó en abrazarlo, se sentaron en la mesa uno frente a otro, Ignacio tenía la barba crecida, estaba muy cambiado; tomó las manos de Vanesa y percibió el raspón en una de ellas.

-Que te pasó?

-Nada me caí

-A bueno.

-Como estas gordo?... te extraño mucho.

-Yo también te extraño demasiado, lo único que pienso día y noche es sentirte nuevamente.

Vanesa bajó la mirada.

-Estuve hablando con mi abogado, existe la posibilidad de reducir la condena. Todavía no se muy bien como es el tema, pero en cuanto esté al tanto no dudaré en contarte… quiero salir de acá sólo para estar con vos Vanesa.

Vanesa rompió en llanto, Ignacio se sintió impotente por que ni siquiera podía levantarse a abrazarla.

-Gordo, sabes que te amo no?

-Si mi amor, claro que lo sé, y vos no te das una idea de cuanto es lo que te amo yo.

El tiempo de visita llegó a su fin, el guardia de seguridad tomó el brazo de Ignacio y se lo llevó, ambos no dejaban de mirarse, la mirada de él no transmitía más que amor, la mirada de Vanesa portaba un gran cargo de conciencia.

Continuará...


(Ninguna sección de este material puede ser reproducida en forma electrónica, impreso o cualquier otro tipo de soporte existente incluyendo fotocopiado o grabación sin la expresa autorización del autor. La publicación que aparece en este volumen representa el punto de vista del autor al momento de su publicación. El autor se reserva el derecho a modificar o actualizar la información).

Parte 7

Mientras caminaban por el centro, yendo al bar, Vanesa observaba a las amigas de Jorgelina, siempre de la mano, se abrazaban a cada rato, eran muy melosas entre ellas para ser amigas.

-Siempre sos tan callada?- dijo Jorgelina.

Vanesa sonrió.

-No hables tanto que me aturdís nena- La gasto Jorgelina.

-De que querés que hable?- respondió Vanesa.

-No sé. De tu vida, el trabajo, estudios… amores?

-Mmmmm… haber… mi vida bueno, creo que ya todo el barrio conoce la historia. Mi trabajo bien, ya me está cansando, creo que voy a abandonar. Los estudios… estoy preparándome para rendir nuevamente el ingreso de medicina, espero que me valla bien esta vez, si no mi vieja me deshereda- Rieron juntas - y vos?.

-yo?, nada… soltera y sin apuro, bueno… un poquito de apuro tengo- guiño el ojo a Vanesa y rieron - El estudio bien, por ahora soy el mejor promedio de la clase de abogacía. Estoy pensando en trabajar, me han ofrecido ser moza en el bar este que vamos, pero lo estoy pensando, por que con la facultad no me da el tiempo, aunque ahí voy a trabajar los fines de semana por la noche… mmm no mucho por contar, mi vida es tranquila, muy sedentaria, hasta que llegan los fines de semana, por supuesto- volvieron a reír juntas.

Llegaron al bar, quedaba en el sótano de un negocio, entraban por un pasillo que daba a la calle, las amigas de Jorgelina entraron abrazadas, Jorgelina tomó de la mano a Vanesa, y la llevó, Vanesa sin entender nada, disfrutó el momento de tener su mano amarrada a la de ella. El lugar era realmente un antro, había mesas de pool, una gran barra, pequeños livings, mesas, sillas, luz baja, y humo de cigarrillo por todos lados.

Jorgelina parecía muy popular, saludó a toda persona que se interponía en el camino, hasta que encontraron lugar las cuatro en unos sillones; se sentaron, encargaron una cerveza, sonaba buena música de ambiente.

-Emm… Jor, una pregunta…

-Si decime.

-Te diste cuenta que hay puras mujeres?... no hay ni un hombre!

Jorgelina rió, le guiño un ojo y siguió conversando con sus amigas. Vanesa no entendía…

“Que lugar mas extraño. Donde estarán los hombres? será un bar demasiado femenino para ellos?... eso debe ser, por eso no vienen… espero que venga alguno aunque sea”

Pensaba y re pensaba Vanesa.

“Pero que???!!! por dios! esas dos chicas se… se… se están besando!!! como es posible? en un lugar publico? Dios! no tienen respeto?... pero… que tiernas se ven.”

Vanesa codeó a Jorgelina para que las viera.

-Que?, nunca viste dos lesbianas?- pregunto Jorgelina.

Vanesa negó con la cabeza mientras las seguía observando.

-No las mires tanto, debe ser incómodo para ellas!

-Pero como es que se animan a hacerlo?

-Haaaa… es muy fácil.

-Que?... besarse?... claro que es fácil mensa!, pero a lo que me refiero, es que, ¿como se animan dos mujeres, a besarse en un lugar público?

-Hay por favor Vanesa! el amor es libre, si hay amor no te interesa nada ni nadie.

-Enserio? pero debe ser difícil no? que la sociedad las acepte.

-Por supuesto que lo es, muy difícil, la verdad. Por eso vienen a estos lugares, donde se sienten libres, lejos de la presión de la sociedad.

-A estos lugares?... a que te referís con “estos lugares”?

-Vane… todavía no te diste cuenta?... por que no marás bien?

Cuando Vanesa reacciono, se dio cuenta que se trataba de un bar para lesbianas, todas sus respuestas a por que no había ni un hombre se centraban en ello.

Hizo de cuenta como que ya hacía rato que sabía donde estaba, Jorgelina hablaba con sus amigas.

“Entonces… Jorgelina es...?... naaaa, debo estar pensando cualquiera… pero si es?... Hay! como desearía besar a una mujer para ver que se siente… como desearía besar a Jorgelina… hay! ahora me doy cuenta de todo! sus amigas son pareja! ja… como no me di cuenta antes?... yo y mi inocencia. Por que me habrá invitado a venir? gustará de mi?”

-Hey!- Jorgelina cortó su trance

-Que?

-Por donde volabas?

-Cosas… soy de colgarme mucho

-Veo.

-Donde está el baño?- preguntó Vanesa

-No tengo idea. Vamos a averiguar.

La vejiga de Vanesa no daba mas, entró corriendo al baño prácticamente, Jorgelina la esperó afuera. Al salir Vanesa se encontró con que Jorgelina le estropeaba el paso, y no la dejaba salir. Jorgelina la tomó del cuello de su remera y la empujó adentro del baño, y allí fue cuando Vanesa descubrió lo hermoso que era besar a una mujer.

Se dejó llevar por el impulso, cuando se dio cuenta, separó a Jorgelina, y se limitó a mirarla sorprendida.

-Que?... No te gustó?... pensé que yo te gustaba...- decía Jorgelina.

Vanesa no dijo nada, salió apresurada del baño, agarró su campera, salió afuera, justo pasaba un taxi, lo tomó y partió a su casa.

“Wooou, fue el beso mas dulce que me hayan dado jamás. Si beso a una chica, ¿soy infiel a Ignacio?, no creo que cuente, ¿o si?. Eso si que fue extraño, nunca me hubiese imaginado que Jorgelina era… bueno. ¿Y ahora? ¿que voy a hacer? ¿por que me tuve que escapara así?, no voy a poder mirarla a los ojos nunca más. ¿Por que me fui? si realmente disfruté el beso.”

Vanesa fue pensando todo el camino. Ya era tarde, eran las cinco de la mañana, se tenía que levantar a las siete, para ir a la correccional a ver a Ignacio. Pensó un largo instante como iba a hacer para contarle lo sucedido. Realmente se lo iba a contar?.

CONTINUARA...


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Parte 6

22:42 Publicado por Tania 0 comentarios

Ignacio fue condenado a 9 años de prisión por homicidio culposo, junto a los abogados de la familia de Vanesa no pudieron hacer nada para que el juez entendiera que fue un accidente.

Ya había pasado un mes desde lo ocurrido, Vanesa no lloró ni una lagrima por su padre, y hasta juraba no extrañarlo, sólo le dolía ver a su madre llorar a su marido todas las noches. Siempre la consolaba, y su madre la consolaba a ella cada vez que se acordaba que no estaría con Ignacio durante 9 años.

Vanesa siguió viviendo la misma rutina de siempre, y durante unos cuantos meses se olvidó de Jorgelina, hasta el día en que golpearon la puerta de su casa; ese día su madre no se encontraba allí, no iba a volver durante un tiempo, se había ido a un viaje de relajación de esos que organizan las monjas de los conventos.

-YA VOY!- gritó Vanesa.

Se encontraba estudiando sobre la alfombra del living, dejó todo y se dirigió hasta la puerta, miró por la mirilla, y quedó paralizada al ver de quien se trataba, dio media vuelta y se apoyó contra la puerta como intentando taparla para que nadie entrara, el corazón latía a mil.

-Quien es?- Disimuló.

-Hola Vane, soy Jorgelina!

Se derretía cada vez que escuchaba su voz. Vanesa respiró hondo, secó su frente, se acomodó el cabello y la ropa, mirándose en el espejo del pasillo de entrada, y una vez lista, sacó todas las trabas de la puerta y abrió, allí estaba ella, tan radiante sonrisa, hermosa con todo su esplendor.

-Ho… ho… hola!- dijo Vanesa por lo bajo y con mucha timidez.

Descubrió que Jorgelina no venía sola.

-Hola vane- la saludó con un beso en la mejilla- estas son Florencia y Rocío-

Vanesa las saludó a ambas, estaba tan nerviosa, que ya se le notaba. Las chicas esperaban que Vanesa las dejara entrar, pero no reaccionaba.

-Huy! perdón, vengan, pasen!- dijo Vanesa.

-En realidad, vinimos a invitarte, vamos a salir a un bar nuevo que abrieron en el centro.- Dijo Jorgelina.

-No sé, mi vieja no me deja salir cuando estoy sola en casa.

-Vamos che! es sábado! no se va a enterar.

Vanesa lo pensó un ratito.

-Bueno pero déjenme arreglarme, por lo menos.

-Así estas bien, llévate una campera y ya.

Vanesa observó a Jorgelina y a sus amigas que estaban vestidas como todos los días, no se habían maquillado ni nada en especial, asique tomó su campera de jean serró la puerta y salió con ellas.



continuará...


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